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ALGUIEN

De otro Blog. Juegos. Las chapas.


Carreras de chapas


Fue un bar de terraza y dos niñas y la ética y la estética setenteras.
Fue el aperitivo de los domingos y una botella de mirinda en dos vasos.
Fue la bolsa a repartir de patatas fritas (Risi).
Fue el guarda del parque del Oeste y fue su uniforme marrón y rojo.
(sí, ¿te acuerdas? los guardas de los parques aún llevaban uniforme como la policía montada del Canadá).

Fue la ruta trazada a tiza sobre el cemento y el toque mágico en el metal.
Fue la uña diestra del dedo índice de la siniestra. (sólo un dedo)
y la sangre en el labio díscolo que anuncia la salida
(lo sabes, aún hoy me lo sigo mordiendo).
Fue la recta no tan recta como todas las rectas.
y la doble curva peligrosa junto a los pies del hombre que barre las hojas,

Fue la risa del barquillero, y el gallego que vende piñones
y un clavo romo para abrirlos.
Fueron los horizontes lejanos y la meta tan cercana.
Fue la foto del héroe de la montaña y el relleno de cera líquida.
Y el chaparrón inesperado y el cucurucho de las chufas.
Y fue el derrapar con efecto (con demasiado efecto, me temo).

Fueron las dos,
sólo las dos.
(conoces las fotos de las niñas que fuimos)
la niña tímida y la dicharachera.

Pero hoy, que ya sólo es el envés pulido en la rueda del afilador
y la ética y la estética de un nuevo siglo.
Hoy, que es el chasquido del abrebotellas en el vacío
y es el tiempo que se desliza entre los dedos,
como agua o arena.
Hoy es por fin tanta memoria compartida.

Y ellas, las dos (la adulta tímida y la dicharachera)
podrían ser aún hoy, supongo, todavía rivales.
Podrían serlo, sin duda, si jugasen de rodillas.
Podrían serlo (porque todos podemos serlo)
pero de competir ahora, seguro,
sólo lo harían en una carrera de chapas.
(¿ Me das la revancha, hermana?)

(y ¿me la das?)


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